Después de algunos meses hibernando por remodelación, uno de los primeros hoteles boutique en Chile, se reestrena esta primavera en su mejor versión desde que fue construido en 1992. Zapallar, probablemente el balneario más exclusivo en Chile, es sin duda un sinónimo de gusto exquisito, pero al mismo tiempo es un lugar para la familia y las tradiciones. La arquitectura de sus casas, caminos, y su iglesia, lo han posicionado como un verdadero referente del buen gusto. Justamente estas características convierten a esta colorida bahía en un lugar de toda la vida. Comprometido con ese estilo, el Hotel Isla Seca, reabre sus puertas esta primavera para recibir a todos aquellos viajeros boutique que buscan una experiencia al más puro estilo europeo y los colores mágicos de la costa chilena. El hotel resalta por su color verde que refuerza los tonos de la naturaleza y sus nuevas ventanas de termo panel fueron enmarcadas en blanco, otorgando un aire más fresco y playero. El ingreso ha sido empedrado y es el camino perfecto para una entrada con altos cristales y antiguas lámparas. En los bares sobran las historias y el de Isla Seca no es la excepción. Fiel a lo clásico, el bar del hotel relata los inicios de Zapallar como balneario. Sus murallas exponen antiguas fotos en blanco y negro de las primeras familias que dieron vida al lugar. Revestido con fina madera y elegantes tapices blancos y negros, hoy el hotel luce más iluminado y cálido que nunca. Como parte del proyecto de luces, destacan sus finas Remodelación Gran Hotel Isla Seca lámparas de lágrimas en los comedores. Así como también las lámparas tipo Ptolomeo de acero inoxidable que se aprecian en los veladores de las habitaciones. Se sabe que en la playa se duerme bien, pero en el Hotel Isla Seca se descansa mejor aún. Aquí el placer de reposar frente a la costa se vuelve toda una experiencia. De los muros de sus habitaciones cuelgan espejos que reflejan el mar para que éste nunca se pierda de vista. Quizás este es uno de los mejores detalles que logró Ángela Vergara, decoradora de interiores del hotel, quien además ha intervenido de manera magistral en varias casas de la zona. Uno de los desafíos de Ángela fue reforzar el estilo europeo y señorial tan propio del hotel. Con éxito, la experimentada decoradora revistió los muros de las habitaciones con coloridos papeles que evocan los clásicos días de campo británicos. Los baños también gozan de fuerte luz cálida y estilo moderno. Sus lavatorios cubiertos en mármol y las puertas termo laminadas para las duchas entregan una sofisticación simple y reconfortante. El amoblado es otra de las grandes novedades del hotel. Hoy resaltan los colores claros e iluminados como los respaldos de las camas y sus escritorios al albayalde. Otra de las exquisiteces que luce el lugar, es un imponente caballo de fierro ubicado en la entrada, obra del renombrado escultor Palolo Valdés. Cada uno de los detalles que se descubren tras la remodelación, han reposicionado al hotel como referente de una elegancia que cada vez cuesta más encontrar. Esa elegancia simple, pero sofisticada. Sin pretender más de la cuenta y sin abandonar nunca lo tradicional, Isla Seca es un hotel de toda la vida, en un lugar de toda la vida. Comments are closed.
|
ELIGE UNA
|